Dinamarca presentó un diseño rompedor para la época. Una mantenía el rojo original y la otra, un diseño de milrayas rojas sobre fondo blanco, que desde lejos parecía rosa. Para jugar, desde luego que no, pero sin duda la veo más para salir de marcha en una noche de verano. Es un icono de los 80 y de un fútbol alegre que encandiló a todo el mundo, hasta que un tal Emilio Butragueño se empeñó en desmontarlo.