Me explico. Por la noche, camiseta atletico madrid nos encontrábamos meciéndonos en las mecedoras del hostal mientras yo tocaba la guitarra cuando se aproximaron un par de chiquillas. Todas las fronteras tienen varios denominadores en común: Un duty free generalmente lamentable -salvo si uno es alcohólico y quiere comprarse una botella de Flor de Caña de 18 años-, un constante ir y venir de gente cargada de bultos, bolsas y maletas, un conjunto de agentes de aduanas hartos de sellar pasaportes y el negocio de cambistas a la caza de un turista despistado con unos dólares de sobra.