A medida que el juego fue pasando de ser un juego de aficionados adinerados a uno dominado por profesionales de la clase trabajadora, las equipaciones cambiaron en consecuencia: en 1890, la Liga de Fútbol, que se había fundado dos años antes, dictaminó que ningún aparato podía registrar los mismos colores para evitar enfrentamientos entre ellos. Considere la posibilidad de adquirir uno en una talla sutilmente más grande que su tamaño real, si le preocupa que sean bastante ajustados.